Que procedemos de una especie de cazadores/recolectores que pacientemente diseñó su organismo para que realice actividad física es algo que, a estas alturas de la película, es irrefutable. Y que el sedentarismo al que nos somete el progreso tecnológico es un constante foco de problemas para la salud tampoco se discute. Ahora bien, de eso a convertir los espacios de trabajo en grandes barras de bar con taburetes parece que media un abismo...

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