ar el apellido, la edad y el código postal no parece muy comprometedor, pero puede bastar para que alguien encuentre en la web la secuencia entera de tu genoma, con todas las propensiones al infarto, la depresión o la toxicomanía descubiertas o por descubrir en los laboratorios de genética de medio mundo. Si todavía no ocurre, o no mucho, es solo porque poca gente se ha hecho mirar el genoma –apenas unos cientos de miles—, pero el vertiginoso abaratamiento de las técnicas de secuenciación de ADN y su cada vez más evidente interés médico harán cambiar pronto esa situación. El desnudo genético integral está llegando a la web...

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